martes, 17 de mayo de 2011

Hablamos con Abelardo Rendo, director de MPH Mann

Ayer tuve la oportunidad de charlar unos treinta minutos, que se me hicieron cortos, con Abelardo Rendo, director, productor y guionista del documental MPH Mann, del que ya os hablamos el jueves pasado.

Cuando comencé a hablar con él tardé poco en darme cuenta de que la conversación no consistiría en preguntas y respuestas, sino que hablamos de todo un poco, sin seguir el guión que hice unos días antes para poder preguntarle sobre su trabajo con algo de coherencia. Pero, la verdad, mucho mejor así. Fue una media hora amena y divertida.

Joey Dunlop
Lo primero que le pregunté (y desde donde comenzó la conversación) fue que, tras el documental, tenía que esconderse un equipo que vive con pasión las motos. La respuesta fue obvia: “Si, siempre me encantaron las motos, sigo el mundial desde los años ochenta y pocos”, me dijo Abelardo. “Además, siempre leía todas las revistas, todo lo que caía en mis manos, que es por lo que conocí esta carrera, ya que en Mayo siempre salía una crónica sobre la carrera”.

Es obvio que le tocó ver una época del TT en la que en las clasificaciones había un nombre mítico, Joey Dunlop: “ Seguía con gran interés a Joey Dunlop, que en aquel momento ya destacaba en el TT, lo ganaba todo. Bueno, tiene 25 victorias…”.

Pero fue lo que me dijo a continuación lo que me hizo ver por qué le gusta tanto el TT: “La primera carrera en directo que vi fue en el polígono de Lugo, en el que se corría el campeonato de España, allá por el 84. Las motos pasaban a medio metro de los muros y de nosotros. Tenía 13 o 14 años y alucinaba. Además corrían ya Cardús y Garriga…”.

“Cuando descubrí la carrera de la isla de Mann, vi que era lo mismo que había visto el Lugo, lo que me aficionó a tal prueba”, me comentaba Abelardo, seguramente recordando con imágenes aquella carrera en la provincia gallega.

Tras esto hablamos sobre el documental en sí. “La ida surgió porque desde hará unos cinco años me aficioné al audiovisual. Me hice con una cámara y comencé a grabar cortos. Después contacté con unos amigos e hicimos una pequeña productora con la que hicimos algún videoclips, algunos cortos y documentales”.

“Un día leí en un artículo que hablaba de de la participación de Antonio Maeso en la prueba”. Hay que destacar que la federación española tiene prohibido participar en el TT, por lo que para ir hay que buscar una licencia extranjera…

“Empecé a darle vueltas. Mi gran pasión era ver la carrera en directo. Y también me encantaba el audiovisual. ¿Y qué mejor que unir ambas pasiones”, me preguntó retóricamente Abelardo. No hacía falta respuesta, la verdad.

Antonio Maeso
“Por ello mandé un correo a Maeso y le comenté la idea. Antonio estaba encantado de ayudar y nos dijo que estaba a nuestra disposición. Además nos pasó varios contactos que nos ayudaron mucho”.

“Y tras esto nos pusimos en marcha para producir el documental, aunque fue bastante complejo. Partimos desde cero, totalmente desde cero, sin ningún apoyo económico. Decidimos ir a la isla a finales de Marzo y, a finales de Mayo ya estábamos allí. Montamos una producción Express, hicimos la web, nos promocionamos…”

“Finalmente generamos los ingresos para los viajes, para el alquiler del coche y de la vivienda… Pero lo más importante fue el apoyo moral, aquellas cien personas que nos ayudaron personal y moralmente. Por esas personas luchamos por acabar el proyecto”.

“Había momentos en que todo se iba al traste… pero luego veías a esa gente ahí detrás y pensábamos que había que hacerlo. Nos daban el plus de fuerza y responsabilidad”.

La verdad que tras escuchar todo esto no pude evitar pensar que esta producción está hecha desde la pasión por un deporte y por una carrera en especial. Nada de intereses económicos. Es cumplir un sueño. Y lo ha cumplido y, vamos, ¡de qué manera!

Tras contarme lo complicado que fue la producción del documental pasamos a hablar de la carrera en sí, en la que le “encantaría participar, pero no valgo para eso. Tuve una moto y cuando veía que los pilotos apuraban 50 o 100 metros más que yo la frenada vi que esto no era lo mío”. La verdad, humor no faltó en nuestra conversación.


“El TT es algo especial, se vive realmente con pasión”, me decía Abelardo. “Es especial porque es contrarreloj, es decir, luchas contra ti mismo, es un verdadero reto. Además es en un trazado imposible de aprender, donde siempre estás aprendiendo, tal como dicen todos los pilotos en el documental”.

“Además, ahí se corre contra tus propios límites y contra tu miedo… Es algo brutal ver por dónde pasan y cómo pasan, a qué velocidad. Esto es lo que hace que los pilotos se enganchen. Buscar ese límite personal crea en los pilotos una adicción que hacen que repitan una y otra vez”.

“Si tiene este éxito es, primero, porque es inglés. Además fue la carrera más importante del mundo. Hay pilotos que prefieren ganar un TT antes que un mundial. Es una competición que se niega a morir, un reto para los propios pilotos”.

Guy Martin
Claro está que el peligro no falta en esta competición. Todos los años mueren pilotos, a una media de casi dos por edición, mucho… “El peligro está siempre ahí. Pero es una sensación adictiva, pura adrenalina. En un circuito convencional tienes la escapatoria por lo que la sensación de velocidad es menor”.

“Pero en el TT hay una zona en la que vas a más de 300 (330 las motos “oficiales”), en sexta durante más de un minuto… por un túnel de árboles. ¡Andar a esa velocidad por esas zonas da una sensación doble de velocidad, lo que crea adicción a la adrenalina!”

Yo le comenté que otra de las causas por la que esta competición es tan mítica, histórica y duradera es por las relaciones personales, por las amistades… “Si, allí la gente es muy amable. Puedes ir como visitante a cualquier box, te invitan a cervezas e incluso te las bebes con los pilotos y mecánicos. Es más, los equipos se ayudan entre sí”.

Obviamente en el TT no hay tanta presión económica y de sponsors, lo que puede crear una relación de amistad entre los pilotos. Además, pienso yo, no luchan cuerpo a cuerpo, sino contra ellos mismos lo que les favorece a mantener grandes relaciones interpersonales.

“No hay tanta presión económica – me decía Abelardo – pero los equipos que van a ganar se dejan un verdadero pastón. Se traen mecánicos y técnicos del mundial de SBK, estrenan motores cada carrera… para ganar si hay que gastar mucho dinero”.

“Pero aún así es cierto que los pilotos van a correr contra el circuito. Ganar o no es secundario ya que solo con estar allí eres un piloto especial”.

Joey Dunlop
“Además, estos pilotos están hechos para este tipo de circuitos, quizá en circuitos convencionales no sean tan rápidos. Tienen un estilo de pilotaje distinto, afinan más la trazada y son muy valientes, muchísimo”.

Le comenté que pasan muy cerca del muro, y para ello hay que tener mucho valor… “Bueno… lo rozan prácticamente. Si vieras la zona de montaña… es increíble. En cuarta, quinta y sexta todo el rato. Con mucho viento y con curvas rapidísimas con un muro a nada de ti”.

A partir de ahí ya hablamos de la experiencia en el circuito más personalmente. Me comentó que le encantaría “dar una vuelta en moto a la isla”: “El domingo entre los entrenamientos y las carreras abren el circuito para que los aficionados se den una vuelta sin límite de velocidad, va la gente a tope”.

“Lo que si dimos es una vuelta con Maeso en coche y nos pasaban las motos a tope. Pensaba que estaba locos…”

“Hay que admitir que esto es un paraíso para el mundo del motociclismo y es una parada obligatoria para los amantes de esto”.

“Allí las tiendas, las farmacias, los bares… todos tienen fotos, monos, cascos firmados. En todos lados. Es increíble”.

Con esto terminamos nuestra conversación. La verdad es que creo que ni en dos días completos podría explicarme todo lo que vivió y sintió en aquella isla al norte de Irlanda. Ni yo me cansaría de escucharle.

Ahora el único problema es que si antes tenía ganas de ir a ver el TT, ahora tengo más, muchas más.

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